Lo que significa emprender

Este mes en Misuqui cumplimos seis años y queremos echar la vista atrás para recordar lo que ha supuesto para nosotras esta aventura, las luces y las sombras de una opción elegida por muchos, y obligada para tantos otros.

En nuestro caso, la vía del emprendimiento fue totalmente consciente, y seguimos apostando por ella como la única alternativa para las personas que tenemos el gusanillo de la empresa y el liderazgo en la sangre, aunque no siempre sea un camino de rosas.

Por eso os contamos algunas de las VENTAJAS E INCONVENIENTES que hemos ido capeando en nuestra aventura empresarial:

• La libertad de crear un trabajo a tu medida: Tú decides cómo gestionar tu marca y todo lo relativo al trabajo: el horario, el salario, los clientes con los que quieres trabajar, la oficina, los empleados…

• Esa libertad trae consigo también una responsabilidad en la toma de decisiones. Este empleo depende de ti, así que todos los días tendrás que tomar decisiones que marquen el rumbo de tu negocio, las buenas y las malas.

• La formación continua: Además de actualizarte en las áreas de tu ‘expertise’, también tendrás que adquirir conocimientos sobre tareas a las que nunca prestaste atención, como contabilidad, administración, recursos humanos, etc.

• La soledad, sobre todo al principio, cuando no cuentas con compañeros con los que desahogar las vicisitudes del día a día o en los que apoyarte si te pones enfermo.

• La incertidumbre de un mercado en constante cambio y la aparición de una pandemia que ha puesto a muchas empresas del revés.

Pero durante estos años también hemos recogido ENSEÑANZAS que han enriquecido nuestra experiencia y que nos han servido para mantenernos ‘al pie del cañón’.

1. No tener miedo al fracaso, porque de cada error se aprende y eso nos ayudará a crecer.

2. Tener ambición y querer llegar a más, lo que en comunicación llamamos visión. Visualizar dónde te ves dentro de dos, cinco, diez años y poner todas las herramientas a pleno rendimiento para conseguir el cambio.

3. Apoyarte en tu equipo y saber delegar. Ya no estás solo y los demás tienen mucho que aportar, ¡escúchales!

4. Estar en permanente alerta ante nuevas oportunidades que hagan que el negocio crezca, se diversifique, se especialice… es decir, ver el proyecto empresarial como algo orgánico que debe estar en constante evolución.

5. Mantener la mente fría y despierta, sin descuidar tu negocio cuando vaya bien ni abandonarlo cuando vaya peor. En tu vida profesional habrá picos y valles, un buen líder emprendedor sabrá tomar la decisión adecuada en cada situación si es capaz de mirar con perspectiva.

6. Armarte de paciencia en cada paso del proceso, sobre todo con los clientes. Trabajar la empatía será una tarea diaria que acabará saliendo de forma espontánea ¡si valoras tu equilibrio emocional!

Pero lo más importante es disfrutar de lo que construyes cada día, creer en tu negocio y sentirte afortunado por trabajar en lo que quieres y de la manera que quieres. Y si en algún momento no funciona y hay que cambiar de tercio, recuerda todas las personas a las que has ayudado, y siéntete satisfecha por haberlo intentado, TU EMPRESA YA FORMA PARTE DE TI Y DE TU HISTORIA.

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— Mireia Suárez, May 18th, 2021

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