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En tiempos de mascarilla, ¡sonríe!

Como especialistas en formar a jóvenes y profesionales en el desarrollo de habilidades de comunicación, en MISUQUI sabemos que este nuevo elemento de protección trae consigo retos interesantes que harán que poco a poco nos relacionemos de manera distinta.

Al comunicarnos con los demás, nuestro rostro (boca, mirada, movimientos faciales..) es percibido como un todo, pero con el necesario uso de la mascarilla dejamos al descubierto solamente nuestra mirada y la parte superior de nuestro rostro (afortunadamente las cejas y la frente también comunican ¡y mucho!).

Hace un tiempo os hablábamos de la sonrisa de Duchenne, la genuina, espontánea, natural, aquella que no lleva a engaño entre la expresión facial y el sentimiento que transmite, en contraposición con la falsa o forzada, y que recibe ese nombre en honor al médico francés Guillaume Duchenne.

Según Duchenne, esta sonrisa consiste en una contracción del músculo cigomático mayor y menor cerca de la boca y que provoca que se eleve la comisura de los labios, así como el músculo orbicular cercano a los ojos, cuya contracción alza las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos. Este gesto es fruto de una emoción espontánea, auténtica y sincera porque las personas no somos capaces de contraer a voluntad el músculo orbicular.

La sonrisa de Duchenne es, por tanto, una sonrisa genuina, que no puede generarse voluntariamente. Una sonrisa que está íntimamente ligada con la zona más primitiva del cerebro, en contraposición a la sonrisa forzada, que está ligada a la corteza motora.

En estos tiempos de mascarilla, esta será una de las fórmulas que nos ayuden a distinguir si una sonrisa es de verdad o no cuando la persona que sonría contrae el músculo que hay alrededor del ojo o no. Pero no es la única.

Si te preguntas cómo puedes potenciar tu comunicación en la era de las mascarillas, te dejamos 4 claves para conseguirlo:

- Refuerza el contacto visual, porque será esencial para transmitir tu mensaje con eficacia y conectar con la persona a la que te diriges. ¡Recuerda que los ojos son las ventanas del alma!

- Presta especial atención a la voz (volumen y entonación) y habla un poco más despacio de lo habitual, vocalizando adecuadamente, porque la mascarilla puede hacer que tu comunicación verbal no se procese correctamente.

- Apóyate más en el lenguaje no verbal. ¡Exprésate, muévete y gesticula! La postura corporal, los brazos y las manos son esenciales porque suman valor a tu mensaje. No dejes de utilizarlos (de forma equilibrada) cuando te comuniques.

- Practica la escucha activa ¡es más necesaria que nunca! Las interrupciones o las distracciones causan confusiones o malos entendidos cuando nos comunicamos y aún más cuando tenemos mascarilla. Por eso, es importante prestar atención plena a quien nos habla, dejarle terminar sin interrumpirle y ser capaces de procesar no sólo sus palabras, sino de leer entre líneas sus emociones y sentimientos.

Así que ya sabes, en tiempos de #coronavirus y #mascarillas, tampoco dejamos nunca de comunicar, pero recuerda que no importa tanto el reto de comunicación al que nos enfrentemos, si no nuestra actitud ante él.

¡Sé positivo, abierto y proactivo, y conseguirás tu objetivo superando cualquier obstáculo!

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— Mireia Suárez, August 31st, 2020

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